CARTA ABIERTA A LA COMUNIDAD

Como representante del Colegio Latinoamericano de Integración, quisiera manifestar mi solidaridad con las familias de Manuel Guerrero,  José Manuel Parada y Santiago Nattino, víctimas  de la represión política, instalada por una dictadura cívico-militar, condenada de diversas maneras por la sociedad chilena y la comunidad internacional.

Me parece sorprendente que dos de los condenados a cadena perpetua, en el conocido  “Caso Degollados”,  los ex carabineros Guillermo González Betancourt y José Fuentes Castro, cuenten con el beneficio penitenciario de  “salida controlada al medio libre” desde el 24 de junio del año 2013, lo que significa que pueden abandonar Punta Peuco,  todos los días hasta por 15 horas.

Creo que esta decisión provoca un tremendo daño, no solo a las familias, sino a la comunidad en general, porque se instala la idea que ante crímenes deleznables, siempre será posible obtener algún tipo de beneficio, y por la via administrativa se puede torcer el espíritu de las normas legales vigentes, generando la sensación de que no todos somos iguales ante la ley.

A quienes formamos parte de un  proyecto educativo, cuyo fin es formar niños y jóvenes respetuosos de la diversidad, donde el intercambio de ideas y la discusión son parte vital del proceso de aprendizaje, y además pertenecemos a una comunidad donde el respeto por el otro, se cultiva día a día,  tenemos un largo camino en la enseñanza y aplicación de  los Derechos Humanos,  lo hemos hecho como un compromiso con Manuel y José Manuel, y todos aquellos que sufrieron la acción de los aparatos de represión.

Desde esa perspectiva, puedo afirmar entonces que la medida decretada por las autoridades de turno de gendarmería,  son un agravio, un ultraje, porque desconocen la gravedad del delito, el impacto político y social que causó y causa su recuerdo.  No se puede permitir que crímenes de lesa-humanidad -como el citado- sean tratados como un simple delito más.  La memoria de las víctimas, la conciencia colectiva generada en los años de abuso y la necesidad de formar niños y jóvenes con principios sólidos en el respeto y promoción de los Derechos Humanos, me impiden guardar silencio.

José Francisco Vergara

Colegio Latinoamericano